JOSÉ MARÍA, o su nombre libanés, el dueño del Chipirón era querido en Arroyo, había apostado por ser un empresario entre nosotros. Nos consideraba imprescindibles y nosotros a él. Murió por esta época, de la que venimos.
Hoy le recordaba en su moto al ver un cuadro con marco blanco, impoluto, propio de ángeles, dedicado a él, que tiene María en su fondo de estantería. Te llevamos en el corazón, reza su dedicatoria.
La separación entre la vida y el más allá es cuestión de segundos, porque lo importante no es el tiempo, sino la presentación, la percepción de la intensidad de lo vivido.
Recuerdo una novela del francés André Pieyre De Mandiargues, con la que obtuvo el premio Goncourt, titulada la Motocicleta, obra cargada de erotismo bien escrito, en la que se identifica la potencia de la moto que ruge entre las piernas, el amor a lo vivido y las ganas de seguir existiendo tras encontrar en ese periodo la tranquilidad en el existir, la que debe continuar en la vida y el trabajo de a diario. Aquella joven protagonista, guapa muchacha acababa de ser azotada en el amor con un ramo de rosas con espinas y continuaba con la sensación en su ser. Gozo y dolor, eros y tánatos, seguridad en la existencia y fragilidad de muerte.
Una carrera de la protagonista al encuentro del amor y la muerte. Espléndida historia de amor basada en la sublimación de ciertos mitos del erotismo cabalgando la poderosa y mítica Harley-Davidson.
Nadie mejor que la pluma y el bloc de André Pieyre para describirnos las múltiples facetas del prisma de la vida. Él que escribió un magnífico prólogo a Historia de O, la obra de Pauline Réage, cuyo esposo el también escritor Jean Paulhan solicitó unas cuartillas a André Pieyre y en las que éste puso tal esmero que hay quien al final cree que la obra no es de Pauline sino del propio Jean Pierre de Mardiarques.
A José María, enorme persona, tras mantener jornadas de trabajo y asunción de preocupaciones incansablemente agotadoras, la moto le servía de liberación, de escapada de la realidad, de huida de lo cotidiano. Escapaba a la libertad. Rebeca la protagonista de la Motocicleta acudía al amor del alba. Ambos iban a su propio encuentro. Era su derecho y deseo. En la vidas solo queda lo imprescindible como un cuadro de Morandi.
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