TITA Y SATURNINA. Mujeres longevas de Arroyo
A sus 88 y 90 años, respectivamente, Tita y Saturnina son dos de las mujeres más longevas de Arroyo. Sus ojos han visto el paso del tiempo, la evolución del pueblo y el crecimiento de su población. Ahora, recuerdan lo vivido y auguran un futuro próspero para el municipio.
En la memoria de Tita, nacida en Castrillo de la Guareña, Zamora, permanecen aquellos enormes bancales de arena a los que se mudó con diez años porque su padre vino a trabajar para poder mantener a su familia. “Llegamos a Arroyo y era todo campo, apenas había casas y mis padres hicieron una de adobe. Ahora el pueblo ha cambiado mucho y el crecimiento ha sido increíble, hay mucha gente joven y se vive muy bien”, cuenta.
Para Saturnina, nacida en Cabeza de Campos, León, y vecina de Arroyo desde 1984, vivir aquí ha sido “un placer”. Vino a cuidar de su nieto, comenzó a hacer vida en el pueblo y salía a todos los eventos que se organizaban. “Íbamos a los carnavales, a los conciertos, excursiones… nos gustaba hacer planes aquí porque es nuestro pueblo”, relata esta mujer a la que su acento leonés retrata en la primera palabra que pronuncia.
Con la ayuda de un bastón, ambas caminan con paso lento pero decidido en el Hogar del Jubilado de Arroyo, donde juegan a las cartas con otras mujeres, charlan y toman café para pasar las tardes. Allí surgen conversaciones de todo tipo y en las que los hombres apenas participan, pero que ellas consideran importantes. “Hablamos de todo y nos contamos nuestras cosas. Antes las mujeres solo estábamos para tener hijos y cuidar de la casa, pero ahora tenemos voz y vale lo mismo que la de los hombres”, afirma contundente Tita. El caso de Saturnina, similar al de otras mujeres de su época, fue quedarse en casa y “tener la comida caliente para cuando llegase el marido de trabajar”, pero ahora reconoce que le gusta ver a su nieto participar de las tareas del hogar. “Cuando voy a visitarle veo que él plancha, friega y hace exactamente lo mismo que su mujer, y eso me enorgullece porque se ve que los tiempos han cambiado y que las mujeres hemos sabido reivindicar lo nuestro”, cuenta con una sonrisa en la cara.
Ambas son cómplices de pensamiento y aseguran que “la sociedad necesita que las mujeres luchen por la igualdad, por la libertad y por nuestros derechos. Nosotras hemos querido luchar pero no nos dejaban porque necesitábamos el permiso de los hombres para todo, pero las nuevas generaciones lo están haciendo francamente bien y es a ellas a las que tenemos que dejar paso y dar voz”, concluyen completándose la una a la otra.