Dicen que preguntaron al General Norteamericano Douglas MacArthur por qué se perdían las guerras y contestó:
«La Historia de los fracasos de la guerra se puede resumir en dos palabras:
DEMASIADO TARDE».
Demasiado tarde para reaccionar o para movilizar tropas o para reforzar un flanco o por no haber firmado tratados o acuerdos.
En el mundo de las empresas y en nuestras vidas personales estas dos palabras explican muchos de los fracasos.
El anticiparnos a los problemas, trabajar en las soluciones, el meditar y analizar y luego actuar a tiempo es imprescindible para gestionar el día a día.
El no haber dicho te quiero en un determinado momento, el no haber cogido ese tren, el no haberse anticipado a un acontecimiento… Muchas veces es muy difícil medir cuando hay que hacer algo, la pereza, la vergüenza, la indecisión lastran a la acción.
Demasiado tarde, frase de todo un general que me trae a la memoria otra frase, esta vez de mi abuelo que siempre nos decía: «Hay que resolver los problemas cuando no se tienen». Todo un alegato a la plena disposición, a estar alerta y preparado y dispuesto a asumir una carga hoy que será una solución mañana.
También me recuerda a un deportista al que todo el mundo quería ganar y sus contrincantes se enfrentaban a él con todas sus fuerzas para doblegarle, él, sabedor que era difícil mantener ese ritmo, cada día se repetía a si mismo «sé que algún día perderé… pero hoy no».
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