El Aeródromo Francesco Baracca de Lugo en Italia acogió la 61 edición de la Copa de Oro de Aeromodelismo de Vuelo Circular, en la modalidad de Carreras, con la participación del equipo del Club Aerovall, Alonso-Iglesias, que se adjudicaron esta prestigiosa prueba internacional valedera para la Copa del Mundo.
En esta ocasión participaron deportistas procedentes de Italia, Francia, Holanda, Austria, Hungría, Polonia, Bulgaria, Lituania, Ucrania y España.
Iglesias y Alonso, este último trabajador de Aquona en Arroyo, se midieron a los actuales campeones de Europa y los excampeones del mundo, así como a los principales equipos de la Word Cup. Los pilotos llegaron a Lugo con la intención de demostrar sus credenciales de cara a la Copa del Mundo y de ahí que se pudiera apreciar el alto nivel técnico de los aviones y motores, que presentaban innovaciones punteras en el material respecto al inicio de la temporada.
Holanda y Francia
Los vallisoletanos también estaban entre los favoritos puesto que venían de conseguir grandes hazañas como dos terceros puestos en el Gran Premio de Holanda y en el Grand Prix du France a lo largo del verano.
El equipo vallisoletano dedicó la primera jornada a conseguir un buen setting en los modelos para adecuarlos a las condiciones de la pista donde amenazaban altas temperaturas y altísima humedad.
En la segunda jornada se celebraron las mangas clasificatorias, con un gran resultado para el equipo procedente de Arroyo, que en la segunda manga obtuvo su mejor marca de la temporada con un 3:11:6, un tiempo auténticamente de récord. Este tiempo fue el mejor de las mangas, seguidos de los ucranianos Makarenko-Osadchyi con 3:15:4 y los polacos Golisz-Zylka 3:15:6. De este modo consiguieron pasar a las semifinales con los nueve mejores equipos.
Lluvia y viento
En las semifinales la lluvia hizo acto de presencia y empezaron los problemas para todos los participantes. Había que cambiar de estrategia y se sucedían los errores y accidentes de los aeromodelos. Los vallisoletanos, sin embargo y pese a las adversidades consiguieron otra vez el mejor tiempo de la carrera con un 3:15:5 aventajando en 10 segundos al segundo.
Las condiciones climatológicas empeoraron con más lluvia y viento y visibilidad nula, y cuando empezó una tormenta eléctrica, la dirección de carrera, en consenso con los jueces y el Jurado FAI, decidió suspender la competición por altísimo riesgo para deportistas y voluntarios.
De esta forma el team Alonso-Iglesias consiguió el título y la Copa de Oro italiana volvía a tierras castellanas trece años después.