Hace apenas un mes, tuvieron lugar algunas fiestas de graduación de nuestros chicos y chicas en el imponente auditorio de La Casa de la Música y el Teatro de nuestro municipio. Impresionante ver la cantidad de jóvenes que terminaban esos ciclos de secundaria y lo elegantes que iban. Desde luego, se nos están haciendo mayores. Daba gusto escucharlos y sentir que se están construyendo, en comunidad, como personas con criterios y emociones que denotan ese paso del tiempo.
Pero el fin de la E.S.O. supone para muchos de ellos una ruptura importante con el entorno y los compañeros con los que han compartido tantas cosas. No hay manera de llevar a cabo la iniciativa para conseguir esa continuidad en el Bachillerato que, sin duda, nuestra localidad se merece.
Tenemos el centro de Arroyo con unas cuantas aulas sin usar y un terreno aledaño dispuesto para dar cabida a esas necesidades, pero nada, no hay tutía, oye. Hace algún año oímos que la Junta se comprometía ya a llevarlo a cabo dada la demanda que existía en el municipio, recordemos, el más grande de la provincia. Todo son buenas palabras, bla, bla, bla, pero nada más. Está claro que nuestra proximidad con la capital nos penaliza en ese sentido y, este año, por si fuera poco, nos han repartido a los hijos hasta en cuatro centros distintos de la ciudad.
Supongo que todo el mundo entenderá que es un difícil trago para ellos tener que separarse para afrontar esta nueva etapa y, además, lo que les condiciona llegar a un nuevo centro donde no conocen a la mayoría de la gente. Creo, sinceramente, que no tiene lógica, con la envergadura que ostenta ya nuestro municipio, no ofrecer este servicio a tantos y tantos jóvenes que nutren nuestro pueblo que, además, sigue creciendo y creciendo.
Al final, me da a mí, que llegará tarde, como casi todo lo que tiene que pasar el filtro de las Administraciones. Desde aquí impulso un gran empujón y alzo la voz para que no esperen ya más y se pongan a ello de una vez. Es ya sólo una cuestión de actitud para ponerlo en marcha.
Anterior