En latín, ver sacrum, Es una tradición de la antigüedad por la que un grupo numeroso de jóvenes abandonaba su tribu, pueblo, para asentarse en otras tierras y formar una nueva tribu, estos nuevos enclaves mantendrían lazos comerciales y de amistad con su lugar de origen.
Las razones eran muchas: los recursos escasearían al crecer la población y para evitar esquilmarlos y agotarlos, parte de la población debería irse, otra razón, explorar nuevas tierras y mantener lazos comerciales con nuevos asentamientos de gente amiga y quizá también búsqueda de nuevos lugares por si hubiera que huir a mejores sitios.
Esto me hace pensar en nuestros hijos, en nuestros jóvenes, imagino las caras de determinación y miedo ante lo desconocido de aquellos del ver sacrum. Deberían dominar técnicas de caza, de recolección saber cultivar y pastorear ganado, deberían saber defenderse, saber encontrar agua y abrigo y tener la capacidad y solidaridad de mantenerse juntos, ayudarse, curarse, deberían formar familias entre ellos y resolver sus problemas.
Reflexiono comparándolos con nuestros jóvenes de ahora y veo que nuestra sociedad muchas veces les empuja a relacionarse con temas para los que no están lo suficientemente preparados: se encuentran con todo lo relacionado con el sexo a edades muy tempranas, conflictos en los lugares de estudio por la presión de ser populares, las redes sociales que les impiden desconectar, un mundo lleno de incertidumbre, desconocimiento sobre su futuro.
Lo que es diferente hoy en día es la velocidad de nuestra forma de vida, en la antigüedad el ver sacrum se hacía a una determinada edad y ahora nuestra sociedad va muy deprisa y arroja a nuestras chicas y chicos a situaciones para las que no están lo suficientemente maduros.
Aquellos muchachos de la antigüedad tenían las herramientas y habilidades para afrontar las situaciones a las que se enfrentarían, hoy, muchos siglos después, hay más conocimiento pero intuyo que muchos más interrogantes, aún así nuestro amor y confianza como hace siglos siempre irá con nuestros jóvenes.
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