DOLORES VALVERDE. Enfermera jubilada
“He tenido la suerte de ser una de esas personas a las que les ha gustado su profesión”, asegura Dolores, a la que todos los arroyanos conocen como Lola tras haber dedicado 36 años de su vida a cuidarles. “He puesto vacunas a niños hace treinta años que ahora vienen con sus hijos a que les vacune. Es una sensación muy satisfactoria”.
Cuando llegó a Arroyo en el año 1986 se pasaba consulta en un pequeño local de la calle Principal. Únicamente eran un médico y una enfermera para cubrir el municipio y Simancas, algo que ahora es muy diferente porque la población ha crecido tanto que Arroyo es uno de los pueblos con mayor natalidad de Castilla y León.
“Recuerdo que La Flecha era un barrio y las calles estaban sin asfaltar, hasta había una vaquería pero no existía un centro de salud como tal. Ahora disponemos de unas instalaciones modernas con más de 40 profesionales sanitarios, entre los que cabe destacar la fuerte presencia femenina con casi un 75% de mujeres en plantilla”, apunta Lola en el interior de lo que era su antigua consulta.
Se considera una privilegiada por haber podido trabajar como enfermera cuando en esa época las mujeres solían quedarse en casa cuidando de los hijos. “Han sido años de mucho trabajo y esfuerzo, pero también de ilusión y satisfacción por haber cumplido con mi deber”, explica con una amplia sonrisa en su cara.
En su papel como enfermera del municipio ha intentado ayudar en todo momento a sus vecinos a través de su trabajo. “Siempre procuré escuchar, atender y curar en la medida de mis posibilidades, lo que me ha devuelto un trato muy cariñoso por parte de todos”, agradece.
Lola está ya jubilada, pero en su esencia siempre permanecerá la profesión que la enamoró y que ocupó su vida. “Ser enfermera para mí lo ha sido todo y agradezco haber podido desempeñar mi trabajo rodeada de buenos profesionales en el pueblo que me acogió tan generosamente”, cuenta.