El primer círculo es el ambiente, el lugar físico donde nos hemos criado, el segundo círculo es la sociedad con su estructura, sus normas, sus jerarquías, el tercer círculo es la educación más o menos reglada más o menos extensa que hayamos podido recabar para nosotros mismos, el cuarto círculo es la familia, nuestros hábitos y conductas mayoritariamente vienen de aquí, el quinto círculo es lo que hemos construido con todo eso, lo que nos ha hecho singulares, lo que hemos captado, aprendido, ideado y el último círculo es la parte más íntima, es nuestro proceso de elección es en lo que nos hemos convertido después de cada una de nuestras decisiones que son la mezcla de las aportaciones de los demás círculos y la lucha de nuestra voluntad contra nuestros fantasmas, miedos y retos.
Elegir es renunciar, elegir es construirse porque con cada decisión tomas un camino y descartas otros.
El último círculo es lo que nos hace totalmente originales, todos los seres humanos somos irrepetibles, genuinos, únicos e increíbles.
Así, incluso los hermanos que tienen los mismos padres son diferentes en su comportamiento, dicen que debido a la selección natural pues si fuéramos exactamente iguales todos haríamos lo mismo y ante un cambio en el medio o dificultad pereceríamos…
Añadamos a ese círculo la libertad, nuestro bien más preciado, la libertad no es hacer lo que uno quiera, la libertad es convertirnos en el mejor uno mismo posible respetando a los demás.
La libertad se hace cada día, escuchando mucho, entendiendo a los demás y tomando decisiones, propias, genuinas, razonadas y teniendo en cuenta la afección al otro, a nuestro entorno y a nosotros mismos.
Resulta curioso, la decisión tiene también algo de estética, de belleza, el último circulo dibuja el camino de nuestras vidas y con él diseñamos paso a paso, día a día cómo aparecemos ante los demás… y lo bueno es que mañana, ahora mismo tenemos otra oportunidad.
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