Les tengo delante de mí, son un equipo de profesionales, jóvenes, con ganas de hacer cosas y legítima ambición, esperan atentos una palabra sugerente, una frase motivadora para ponerse en acción, no hay ninguna duda de su capacidad, tesón y empuje, tienen todo sobradamente, solo esperan la palabra correcta, inspiradora, necesitan que una chispa encienda la locomotora que llevan dentro.
Tiene que ser algo corto, simbólico y que represente un concepto y al mismo tiempo movilizador, lo mejor es hacerles fabricar con sus pensamientos una imagen que represente lo que se quiere transmitir, que sea homogénea y por supuesto que sientan orgullo por hacer lo que se les pide.
Y les hablo de que tienen que ser “Pontífices”, que viene del latín y significa hacedores de puentes, que por eso al Papa se le llama entre otras muchas cosas “Sumo Pontífice” por tender puentes entre el cielo y la tierra, nosotros no aspiramos a tanto pero si tenemos que tender puentes en una dura negociación con nueva legislación y mucha incertidumbre.
Por esos puentes que significan el entendimiento con el otro, el consenso y el acuerdo circularán las ideas, la innovación, las facturas por los trabajos realizados, los procesos y procedimientos.
Ser Pontífice es una gran cualidad pues salva el vacío del aislamiento, del no entendimiento y une las orillas de dos voluntades a través de la comprensión del otro y llegar a puntos de acuerdo.
Y además les digo que son Nicéforos que significa “Los que llevan la victoria”, increíble cualidad, basada paradójicamente en el trabajo y en el esfuerzo, en la preparación.
Es bueno lanzarse a los retos con la impronta de la fe en lo que se hace, si decides actuar de una manera descartas muchas otras formas de hacer las cosas, si decides ser valiente, por ejemplo, descartas ser cobarde.
Y de esta forma, querido Sancho, (querido equipo) armados con dos palabras, nos lanzamos contra aquellos gigantes…
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