En Arroyo han situado la calle Rey Pastor en la zona de los Premios Nobel, donde ni están todos los que son, ni son todos los que están. También han denominado con el mismo nombre otra calle en San Sebastián de los Reyes, junto al Hospital Infanta Sofía y ya existía la de Alcalá de Henares.
Rey Pastor fue un matemático de Logroño muy importante, que falleció en los Buenos Aires argentinos y está enterrado en la Recoleta. Era íntimo amigo de mi último profesor de matemáticas, Don José del Corral Herrero, palentino, que más que explicarme ecuaciones me enseñaba lo más importante, a pensar y razonar con la filosofía de las matemáticas. Eso me deslumbraba y acudía su casa a diario, sin el menor enfrentamiento con su tabaco. Era mi profesor particular. Una persona que juzgué importantísima en mi educación para ingresar en Escuela de Arquitectura valenciana.
Rey Pastor empezó Exactas con don José y se hicieron íntimos. Su amistad no se ajustaba sólo a los estudios, también a lo político y personal. La tesis de Rey Pastor la dirigió Eduardo Torroja, ingeniero que construyó la marquesina del Hipódromo de Madrid, todo un reto en sus voladizos. En la crisis del 89 Rey Pastor se acercó a Don José y le dijo: “yo no resisto esta situación política y social de acoso, tú tampoco”. Vámonos los dos a Argentina, te doy trabajo a mi lado porque soy consciente de lo mucho que vales. Don José lo planteó en su casa natal de Sahagún de donde descendía, le desanimaron y no se fue con Rey Pastor.
Así, las matemáticas perdieron a un filósofo del pensamiento matemático y sólo quedo yo para contarlo sin pasiones. Ahora Arroyo me da la oportunidad de recordarlo públicamente.
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