Como saben ustedes, los que nos dedicamos al mundo de la farándula y del rock and roll somos carne de carretera y furgoneta. Así nos movemos constantemente por todo el territorio nacional y controlamos año tras año nuevos atajos, obras terminadas, señales actualizadas, radares, construcciones que aparecen y desaparecen a babor y estribor de nuestra pequeña nave con ruedas, pero, sobre todo, lo más importante: dónde se come un buen menú y dónde ni se te ocurra volver a parar a dormir. Así es. Pregúntenme cuando necesiten algo de logística en este sentido, je, je.
Hoy quería compartir con vosotros las inquietantes imágenes que, últimamente, en lo que llevamos de curso y con unos cuantos viajes realizados ya, me estoy encontrando en el camino.
A la primavera le queda poquito para despedirse de nosotros y, de verdad, resulta aterrador mirar por la ventanilla y descubrir el amarillento color de nuestros campos, vayamos hacia el norte o hacia el sur. Parece que a través de sus grietas nos estuvieran gritando: ¡Auxilio!, ¡socorro! ¿Qué está pasando?, ¿qué ha sido de ese “en abril, aguas mil”?
Según los datos está siendo la primavera más seca desde 1961, pero, de verdad, es que se percibe perfectamente en nuestro paisaje y, ahora mismo, a mí me tiene completamente desasosegado. Esta semana, de repente, empieza a caer agua de manera desorbitada, descontrolada, sobre todo por el mediterráneo, provocando todo tipo de incidentes y unas granizadas que acaban por rematar las pocas cosechas que todavía sobrevivían. En fin, desde aquí lanzo un S.O.S. a quienes puedan o sepan analizar todo este desmadre meteorológico con la intención de buscar, a nivel global, de otra manera no serviría para nada, una solución o una reparación a lo que, seguramente, hayamos estado haciendo mal durante mucho tiempo porque, ahora, yo creo que estamos al borde de un abismo que pinta muy mal y, me parece a mí, que nos queda poco tiempo de reacción.
S.O.S. S.O.S. S.O.S.