La primera comienza con un reproche, no por enojo o enfado o que hubiera algo malo, el reproche es por la ausencia, a la protagonista de esta historia le duelen las palabras no dichas y la soledad, «Me dejaste sola», «qué haré sin ti».
La protagonista llora todos los días viendo fotos y recuerdos, pensando y añorando, a la protagonista de esta historia se le paró el reloj hace años y aunque intenta darle cuerda continúa parado en la misma hora que…
Segunda historia
No te preocupes, estoy bien, siempre le habla y le calma, esa es su única tarea desde aquel día, le susurra al oído su nombre y le acompaña allá donde va, la verdad es que siempre fue así pero ahora es más intenso.
Le dice que está con ella, que no se va de su lado, que están y seguirán juntos, mira la foto que ella está mirando, sonríe y ella también, lloran juntos.
En algún lugar del cielo… y de la tierra, todas las almas se unen tarde o temprano, aunque las que nos dejaron están siempre con nosotros a nuestro lado.
A la protagonista de la primera historia se le eriza el pelo, ha sentido su presencia aunque no le ve, le pasa a menudo, y a veces dice frases calcadas de conversaciones pasadas, tan suyas…
Él sonríe, siempre sonríe desde aquel día, ya no hay nada de qué preocuparse, solo de estar allí, de seguir allí, se lo dice a la protagonista y ella parece entenderlo pues asiente con la cabeza levemente…
Buenas noches, dice ella, buenas noches dice él… y recuerdan lo que se prometieron…
«Estaremos juntos de esta forma, yo sola contigo, tú solo conmigo y sé que como siempre, juntos, encontraremos la manera de estando solos, estar contigo».