Con las horas contadas desde hace meses, el uso de la mascarilla en los autobuses de Arroyo ha pasado a mejor vida. El Boletín Oficial del Estado hacía oficial este miércoles que la mascarilla en el transporte público pasa de ser obligatoria a una decisión de cada uno de los pasajeros. Así, los arroyanos que utilizan asiduamente el autobús para sus desplazamientos diarios se han visto de nuevo las caras.
La retirada de norma ha sido a medio gas en el municipio y muchos prefieren continuar llevándola. Es el caso de Mercedes Sánchez, quien explicaba la mañana del miércoles que continuará usándola por precaución. «Tengo a mi cargo a mi madre, que es mayor, y prefiero seguir teniendo cuidado para no llevar ningún virus a casa» explicaba. Con la llegada del autobús a la parada de la Plaza de España desenfundaba su mascarilla y se la ponía. «Es mejor así, al menos de momento», remataba antes de saludar al autobusero. En la misma parada, Ciro García agradecía no tener que llevar el cubrebocas. «Ya era hora y, pese a que la decisión no me parece muy acertada, voy a aprovechar para ir más cómo y poder respirar en el bus».
Para subir al autobús arroyano, el autobusero no revisa ya si los pasajeros llevan o no mascarilla, lo que es un «alivio» para muchos de ellos. Ya en el interior, Ymelda Escancian explicaba que, pese a su edad, había decidido no llevarla más «por comodidad».
Por el momento, no hay unanimidad en la decisión de los arroyanos, quienes se dividen entre los que dicen adiós y los que todavía conservan la mascarilla.