BLANCA ALONSO. Presidenta del Club de Atletismo Arroyo
Acaba de ganar la medalla de bronce en el Campeonato de España de Lanzamientos Largos en categoría máster de más de 50 años con un lanzamiento de la jabalina de 22,65 metros.
A sus 50 años ha retomado su carrera deportiva que dejó hace 27 años para ser madre. En su juventud fue seleccionada en relevos en el programa Objetivo 92 y participaba activamente en las ligas de clubes nacionales. Blanca Alonso, que vive en Arroyo de la Encomienda desde 28 años, nunca dejó el atletismo, el deporte que le apasiona y al que dedica la mayor parte de su tiempo libre. Ha sido entrenadora del club prácticamente desde sus inicios y su implicación le llevó a formar parte de la Junta Directiva unos años después. En 2017 se convirtió en la primera y hasta ahora única mujer en presidir un club deportivo en Arroyo y una de las pocas presidentas en Castilla y León.
El Club Atletismo Arroyo cuenta con una escuela con más de 120 atletas y 70 adultos y desde hace casi 30 años organiza dos de las carreras más populares y multitudinarias en Arroyo, la del Turrón, en diciembre y la Milla de San Antonio previa a las fiestas patronales de junio. En su trabajo también ha sido pionera. «Blanca no me falles», le dijo el presidente de una Comunidad cuando la contrató como encargada de la piscina, «eres la primera mujer que trabaja con nosotros». Y no falló porque siguió en ese puesto durante muchos años más. «Nunca me ha parado el hecho de ser mujer. Al principio era la única mujer que recorría las calles de Arroyo con la cuadrilla de mantenimiento municipal. «Si había que sacarse el carné de camión, me lo sacaba, que hacía falta el de carretillera, yo lo tenía, ¿manejar una grúa? también hacia el curso pertinente… y así con todo para poder trabajar codo a codo con mis compañeros, que podían superarme en fuerza, pero no en habilidades».
Blanca cree en la igualdad y nunca le ha parado el hecho de ser mujer, pero reconoce que «los hombres se pueden relajar más mientras que las mujeres tenemos que estar demostrando día a día nuestra valía». Le ocurre también como presidenta de un club de un deporte minoritario «a la hora de organizar eventos, solicitar ayudas o buscar patrocinadores es complicado, porque nunca te dejan de ver como mujer. Al hombre se le hace más caso de inicio y luego tienen ese colegueo, de tomar algo en el bar, ir a comer que yo no tengo. Hago la gestión y ya está». Ha sido su carácter luchador y su constancia la que le han hecho destacar en un mundo masculinizado y por ello cree necesario que se siga celebrando el 8 de marzo para visibilizar la valía de las mujeres y allanar el camino a las nuevas generaciones.