Las fiestas navideñas no han hecho más que empezar y tras el buen sabor de boca que ha dejado la Nochebuena y la Navidad, en las casas se espera la Nochevieja. Ese momento en el que los timbres de las casas no dejan de sonar y por los felpudos pasan bebés, niños, adolescentes, adultos, ancianos y mascotas con el ánimo de reunirse y celebrar todos juntos. A los preparativos de la cena o comida se le suman las bromas entre primos, las anécdotas o las puestas al día sobre la situación laboral o amorosa de cada miembro de la familia. Los abrazos son los protagonistas y desear lo mejor a los tuyos se convierte en la frase más dicha. El Nuevo Arroyo cuenta cómo viven las fiestas dos familias del municipio, cada una con sus planes y sus tradiciones.
«Lo más bonito de la Navidad es poder celebrarlo con los tuyos y con los niños se vive de otra forma»
Arancha Santiago
«La pandemia no ha cambiado nuestra forma de vivir la Navidad, ya que tampoco somos una familia tan grande. Este año en Nochebuena hemos sido once», reconoce Arancha Santiago, vecina de Arroyo que estas fiestas las pasa en compañía de los suyos, como antes del covid.
Valladolid y Los Santos de Maimona (Badajoz) son los lugares a los que se desplaza la familia de Arancha cada Navidad para juntarse con su familia. «Este año, en Nochebuena hemos estado con mis padres, mis dos hermanos, Marta y Miguel, mi tía Begoña , mi tío Pedro, mi prima Idoia y su hijo Aingeru, que vienen los dos desde Ceuta», cuenta. El día de Navidad lo pasaron con la familia de su marido: Sus padres , su hermana Cristina, su marido Iñaki y sus dos hijas mellizas de cinco años, Julia y Erika. Para terminar el año, pasarán Nochevieja con la familia del padre de Arancha, que es extremeño, en Los Santos de Maimona. Allí vive su abuela y la familia de su padre.
Ilusión renovada
«Para mí , lo más bonito de la Navidad es celebrarlo con los tuyos, y cuando tienes un niño pequeño y sobrinas, como es mi caso, se vive con la ilusión renovada de esos corazoncitos infantiles», explica.
Además, Arancha tiene la suerte de poder compartir estas fechas tan especiales con su abuela paterna. «Perdí a mi abuela materna durante la pandemia y fue muy triste, no llegó a conocer a mi hijo personalmente», lamenta.
Durante estas fiestas navideñas, la familia al completo se reúne y disfruta de los momentos juntos. Comen, brindan, celebran, gozan de su compañía y de poder seguir juntándose un año más.
«Somos 21 y nos dividimos en diferentes casas porque no cabemos todos en la misma»
Mar González Fernández
Son una gran familia arroyana y así lo demuestran cada vez que se reúnen. Fernando y Carmina, los abuelos, son los encargados de transmitir el espíritu navideño a sus descendientes y lo han conseguido. Estas navidades se han juntado para celebrar Nochebuena, cenar juntos y volver a la normalidad tras la pandemia vivida los años anteriores.
Son 21 y no caben todos en la misma casa, por lo que se dividen para intentar estar lo más cómodos posible en estas reuniones familiares. Antes de la pandemia intentaban juntarse todos, pero la obligada distancia de seguridad y el parón de las celebraciones les obligaron, como a todas las familias, a no verse o a hacerlo de lejos. Pero eso no ha cambiado su hábito y parece que lo han cogido con más ganas que nunca.
El timbre no deja de sonar hasta que llegan todos y el alboroto crece en el domicilio elegido para convertirse en una fiesta. Los niños corretean mientras los adultos ultiman los detalles de la cena, en la que no falta el vino, la cerveza y los platos típicos castellanos.
Lechazo y tostón
Si hay algo que no puede faltar es el tradicional lechazo con su ensalada, pero tampoco el tostón, que gusta a niños y mayores. Aunque antes de pasar a los platos fuertes, hay que abrir boca con algún que otro entrante y este año los elegidos han sido los tigres y los canapés de distintas combinaciones. De postre, además de la felicidad y alegría que inunda la casa, los dulces no escasean y los bombones corren por la mesa de arriba a abajo. Nadie se queda sin el suyo. Ahora, esperan a Nochevieja para volverse a juntar y celebrar la unidad familiar.