¡Madre mía, cómo pasa el tiempo! Yo me vine por estas tierras arroyanas allá por 2004 sin conocer mucho cómo era el día a día por estos lares. Al igual que muchas familias, descubrimos aquí un lugar para vivir en el que los precios por una vivienda no eran tan desorbitados como en la capital y, además, veíamos un entorno de crecimiento amable, sin demasiadas alturas y con espacios naturales amplios y cuidados.
Lo que es increíble es la velocidad a la que hemos crecido. Supongo que ya sabéis que, desde hace poquito, nos hemos convertido en el municipio más grande de la provincia. Desde que empezó el siglo XXI hasta hoy, la población de Arroyo ha crecido en unos mil habitantes por año, aproximadamente, y esto, parece, que sigue y sigue. Otro dato que me llama mucho la atención es la paridad casi exacta que tenemos; según los últimos datos del 2022, 10.683 hombres, 10.686 mujeres.
Sea como sea, está claro que somos ya un núcleo poblacional y económico muy importante, no sólo a nivel provincial, sino también dentro de Castilla y León. Por eso, y ya me pongo más reivindicativo, no podemos entender, por ejemplo, que no se puedan cursar estudios de Bachillerato dentro de nuestro municipio. Padres y madres llevan luchando por ello mucho tiempo y, parece, que no hay avances al respecto. No es comprensible que nuestros hijos se tengan que desplazar a la ciudad a diario, con lo que ello supone, para cursar estos estudios que, como sabemos, en todas las poblaciones grandes de Valladolid, se realizan dentro del propio término municipal. También pienso que sería necesario luchar por la creación de una radio y una televisión local propia, que dé cabida a todo lo que sucede y acontece por aquí, igual que, desde hace tiempo, se ocupa este medio escrito que tenéis en las manos.
Sigamos creciendo en estas infraestructuras que nos van a aportar más fuerza e identidad como colectivo y nos van ha hacer sentirnos más orgullosos del lugar en que vivimos.