Ana tiene un local de comida para llevar en la Plaza de España de nuestro Arroyo, en la acera del Ayuntamiento. Lo que hoy se llama catering y antes era preparar fiambreras a solteros, viudos, separados y a quien no quiere prisa en los fogones.
La joven es emprendedora, como toda la familia. Su padre que trabajó en Correos, compartía su tiempo en la crianza de caballos españoles con carta de origen, muy buenos ejemplares, que galopaban airosos en la llamada Laguna tiedrana, donde por la Virgen se imbricaba un coso taurino de carros, casi redondo, usándose como toriles los corrales de adobe de una casa colindante.
El hermano de Ana, Nunilo, además de trabajar en Correos como su padre, lleva la labor del municipio con acierto durante varios mandatos. Su madre decora tejas árabes con ensueños pintándolas al óleo o con luminosos acrílicos. Su sobrino cultiva lavandas transformando las alfombras ocres de cereal en la morada flor y posibilita su explotación para aceites esenciales y jabones con olor provenzal y a fuente de manantial.
Israel ha emprendido la nueva alfarería, transformando el negocio botijero del saxofonista Pasalodos en fiestas populares, en moderno tejar, donde fabrica cántaros y las Cántaras de Novia, que siempre creí eran uno de los atributos añadidos al traje de la mujer toresana o de la viuda rica, con refajos y manteos bordados por la Virgen del Canto.
Toda la familia trata de borrar la etiqueta de la soledad de la España vaciada con trabajo y buen hacer.
En All Ana te llenan la tartera a base de cocina tradicional, paellas, tortillas o ricos postres y más elaborada para un viaje o como preludio de una noche de amor.
Al menos lo hago yo, porque estoy enamorado.
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