Los jardines aledaños a la iglesia de San Juan cobraron vida el pasado 17 de diciembre para representar un Belén viviente que cada año logra atraer a un mayor número de personas. Hasta en tres ocasiones, a las 18, 19 y 20 horas, los actores revivieron el milagro del nacimiento del niño Jesús en un humilde pesebre. Una pareja de nombre María y José llegan en un burro hasta la iglesia de San Juan en busca de un refugio donde poder dar a luz a su hijo. No encuentran más cobijo que un pesebre al calor que ofrece la vaca y el buey donde se oyen los lloros del recién nacido. Niños y mayores disfrutan con la actuación de esta compañía que rememora la tradición cristiana del nacimiento de Jesús en Belén un 25 de diciembre. En el exterior de la iglesia románica de San Juan han encontrado el escario perfecto para revivir la época del nacimiento con aperos y trajes propios de esa época e incluso con lavanderas en el río. Los belenes vivientes se han convertido en un atractivo más para los vecinos de toda la provincia que acuden de pueblo en pueblo en busca de ver en directo el Belén más realista, que cuenta el origen y el por qué de estas fiestas navideñas.
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